Considerado un deporte nacional en Argentina, se cree que tuvo sus orígenes en los gauchos que poblaban el amplio territorio de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Salta, Santiago del Estero, Corrientes y Entre Ríos.
El pato tiene sus orígenes a principios del siglo XVII. Originalmente, el juego del Pato era un encuentro entre dos equipos que luchaban por una pelota de cuero en la que se ponía un pato viviente. Este deporte, muchas veces reservado para los más atrevidos, logró un gran éxito entre los gauchos venidos de todo el país a pesar de la brutalidad de algunos partidos. Los partidos a menudo se volvían violentos, y los jugadores incluso eran pisoteados hasta la muerte en el cuerpo a cuerpo.
Por este motivo en los albores del siglo XIX, las autoridades religiosas y civiles prohibieron el juego del Pato. El deporte fue desapareciendo gradualmente de las costumbres argentinas. Pero en los años 30 se establecieron algunas reglas para minimizar los riesgos de accidente. La ética y el respeto a los caballos fueron las bases fundamentales de esta nueva normativa. Además ahora se juega con una pelota con 6 asas, si queridos patos, podeis respirar tranquilos. El juego del Pato se convirtió en el deporte nacional de Argentina hacia 1953.
Compiten dos equipos de cuatro jugadores. El objetivo es marcar tantos goles como sea posible en el campo contrario, gracias a una pelota de cuero lanzada en un balde de un metro de altura situado al final de cada campo. El juego tiene lugar en un campo, igual de ancho pero más largo que un campo de fútbol. El partido se divide en seis períodos de 8 minutos. Una regla básica, por ejemplo, consiste en estirar el brazo al sostener la pelota para que otros jugadores tengan la oportunidad de quitarle la pelota.
Muchos países se han inspirado en este deporte típico, como Europa, conociéndose aquí como Horseball. De hecho, cada vez más países se interesaron por esta disciplina moderna, aunque las reglas se adaptaron a los requisitos locales, los dos juegos siguen siendo muy similares.
Imagen de portada; David, CC BY 2.0, via Wikimedia Commons