Dos leyendas de la raqueta jugaron un partido que difícilmente olvidaran los amantes del tenis y el deporte en general. La magia que desplegaron aquel día Björn Borg y John McEnroe permanecerá para siempre entre los muros del All England Club.
Aquel sábado 5 de julio, como todo el mundo esperaba, los dos mejores tenistas del mundo se veían las caras. El sueco buscaba ser el primer jugador en ganar cinco títulos en Wimbledon, mientras que el norteamericano buscaba destronar al gran dominador del circuito masculino y líder mundial. Era la final de Wimbledon de 1980.
McEnroe, que venía de ganar el US Open el año anterior, ya había mostrado por entonces su especial carácter. Sus salidas de tonos eran ya habituales en el circuito, de hecho mucha gente se agolpaba en la grada con el morbo de ver cómo explotaba su temperamento en la pista. Mientras que Borg siempre se mostraba frío como un témpano sobre la pista. Se le conocía como ‘Iceman’, le fuera bien o mal, nunca cambiaba el gesto de su cara.
Todo estaba listo para un gran espectáculo, el frio nórdico contra el calor neoyorkino. No decepcionaron, el partido fue una obra maestra. John McEnroe salió como una exhalación, barriendo de la pista a Borg. El americano se llevó el primer set por 6-1 y comenzó así con ventaja. Pero McEnroe poco a poco fue perdiendo el temple y los nervios, viendo cómo el sueco iba recortándole camino en el marcador.
Borg se llevó los dos siguientes sets y ya parecía lanzado a la victoria. Comenzaba el cuarto set… pocos esperaban lo que iba a pasar en ese cuarto set. Se vivió una de las mejores batallas que se han podido ver sobre una pista de tenis. Llegaron al tie-break, 22 minutos de emoción para todos los amantes del tenis. Borg tuvo otras cinco bolas de partido ya eran un total de siete. En el punto número 34, McEnroe tras una gran volea se llevaba aquél inolvidable tie-break tras un 18-16. El partido estaba igualado y se iba a decidir en el quinto y definitivo set. En la red tenéis muchos videos donde revivir esos 22 minutos, no dejéis pasar la oportunidad.
El sueco comenzó con alguna duda pero pudo reaccionar rápidamente y se llevó ese primer juego tan importante en un quinto set. Se mantenía la igualdad y ninguno conseguía un break. El partido estaba con un 6-6, pero ya no había tie-break, el ganador debía sumar dos juegos consecutivos. Borg tuvo un 15-40 que significaban dos pelotas de rotura. No falló y sumaba esa rotura que le dejaba con el servicio para ganar otro nuevo trofeo en Wimbledon. Borg se hizo finalmente con su quinto Wimbledon consecutivo.
Curiosamente, un año después, se repitió la misma final, esta vez, con distinto resultado. McEnroe derrotaría a Borg, que a finales de ese 1981 decidió retirarse del tenis con 26 años y 11 títulos de Grand Slam. Aquellos enfrentamientos crearon una amistad para toda la vida. McEnroe fue el padrino de boda de Björn Borg y muchos años después, convenció al sueco de no vender sus títulos, entre ellos el de aquel Wimbledon 1980, cuando Björn se encontraba con problemas económicos.