Final olímpica de baloncesto de 1972

Final olímpica de baloncesto de 1972; tres segundos históricos

Momentos históricos

Los duelos entre la URSS y EEUU siempre han sido de alta tensión en el baloncesto. Ese año se auguraba un duelo muy igualado, pero lo que nadie imaginó fue lo que ocurrió. Un final de infarto que marcó de por vida a algunos de sus protagonistas.

Primero vamos a enmarcar el acontecimiento en el contexto histórico de la época. En 1972 Estados Unidos y Rusia estaban inmersos en plena Guerra Fría, lo que significaba que todo, absolutamente todo, entre ambos países se convertía en un acontecimiento de repercusión mundial. En aquella final olímpica no solo se jugaba una olimpiada. Estaba en juego el prestigio de cada nación.

La selección estadounidense habían vencido las siete finales olímpicas disputadas hasta ese momento desde la inclusión del baloncesto en el programa olímpico en 1936.

Los americanos llegaron a la final olímpica de baloncesto arrasando a la mayoría de sus rivales, sólo España, durante unos minutos, y Brasil lograron poner un poco de resistencia. Por su parte, la URSS doblegó, no sin problemas a la Yugoslavia de Cosic. En las semifinales los soviéticos sufrieron de lo lindo ante Cuba.

El 9 de septiembre de 1972 a las 23.30, para que el partido se jugase en el prime time americano, comienza la final olímpica de baloncesto. El marcador señala 21-11 después de 12 minutos. Los americanos ajustan la defensa sobre Belov y reducen distancias hasta el 26-21 al final de la primera parte.

La segunda parte comienza al mismo ritmo que la primera. La férrea defensa soviética, anclada en la presencia en la zona de Alzhan Zharmukhademov y Boloshev, contienen las embestidas de los americanos. La tensión va en aumento, hasta el punto en que Korkia y Jim Brewer son expulsados del partido, tras un enfrentamiento por un rebote.

A falta de seis minutos con un resultado adverso de 44-36 los americanos comienzan a presionar por toda la cancha. La URSS tiene problemas de colocación ante la intensidad defensiva de EEUU. Los nervios comienzan a aflorar en el equipo soviético: los errores y pérdidas de balón aumentan considerablemente.

Los americanos consiguen su primera ventaja en el marcador, con dos tiros libres de Doug Collins, a falta de tres segundos para el pitido final. El resultado es de 49-50 a favor de EEUU. Faltan tres segundos… tres segundos que marcaran la vida de muchos de ellos tras aquella final olímpica de baloncesto.

Los soviéticos sacaron rápidamente, pero el juego es detenido por los árbitros ante las protestas de su entrenador, Vladimir Kondrashin. El técnico reclamaba haber solicitado un tiempo muerto momentos antes de la ejecución de los tiros libres. Kondrashin afirmaba que la mesa había entendido mal su solicitud de realizar el tiempo muerto entre los tiros de Collins. Los árbitros aceptaron las protestas y reanudaron el partido de nuevo con tres segundos por jugarse.

No retrasaron el reloj hasta los tres segundos que quedaban por jugar. Así que nada más sacar de fondo sonó la bocina. Los norteamericanos saltaban de alegría mientras que el banquillo soviético protestaba a los árbitros. Se reanuda la jugada por tercera vez. Esta vez con los tres segundos pendientes marcados en el electrónico. El balón cae en manos de Alexander Belov, quien anota y da a la URSS la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Munich 1972, con un resultado final de 51 a 50.

Los americanos apelaron la decisión y una comisión, marcada por las alineaciones políticas de aquellos años de guerra fría, formada por cinco miembros dio la razón a la URSS por 3 votos a 2. El equipo estadounidense no subió al podio a recibir la medalla de plata. A día de hoy, los americanos no reconocen aquella derrota. Jugadores como Kenny Davis y Tom Henderson han dejado escrito que sus hijos nunca recojan las medallas de plata que se encuentran en la sede del Comité Olímpico Internacional en Lausana.

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