100 m. Seúl 88

Los 100 metros de Seúl 88; la final de los tramposos

Momentos históricos

La carrera enfrentó a algunos de los mejores velocistas del mundo, entre ellos Ben Johnson y Carl Lewis. Tenía todos los ingredientes para ser una cita deportiva histórica, pero finalmente se recordaría por el escándalo de dopaje que la envolvió.

La carrera de los 100 metros de Seúl 88 pasó a la historia como una de las finales olímpicas más emblemáticas en la historia del atletismo. La competición, que tuvo lugar el 24 de septiembre de 1988 en el Estadio Olímpico de Seúl, enfrentaba a algunos de los mejores velocistas del mundo en una batalla por la medalla de oro.

La carrera comenzó con una expectación inmensa, ya que dos de los atletas más destacados de la época estaban en la final. El canadiense Ben Johnson y el estadounidense Carl Lewis, iban a librar un nuevo capítulo, quizás el más importante, de un duelo que estaba marcando una época. Lewis, que había ganado la medalla de oro en los 100 metros en los JJOO de Los Ángeles 84, buscaba revalidar su título en Seúl.

Desde el momento en que sonó el disparo, fue evidente que el corredor de origen jamaicano tenía una ventaja impresionante sobre sus rivales. Con cada zancada, Johnson parecía desafiar las leyes de la física, como si una locomotora con una potencia inusitada hubiera tomado el control de su cuerpo. A medida que Johnson se acercaba a la meta, su expresión seria y determinada reflejaba la intensidad del momento. Cuando cruzó la línea de meta, levantó un brazo con el dedo apuntando al cielo en señal de victoria, y medio mundo miraba asombrado.

En ese momento Johnson era simplemente un atleta excepcional que había superado los límites de lo que se creía posible en el mundo del atletismo. Ver a un hombre correr tan rápido era algo que parecía imposible. La marca que estableció Ben Johnson lo convirtió en un héroe para muchos.

La alegría de Johnson por su victoria fue efímera, ya que poco después se anunció que había dado positivo en un control antidopaje. La noticia sacudió al mundo del atletismo y generó una gran controversia en torno a la validez de su récord mundial y de su victoria en Seúl. A Ben Johnson se le descalificó de la carrera y la medalla de oro de los 100 metros de Seúl 88 fue a parar a Carl Lewis.

La descalificación de Johnson fue un duro golpe para el mundo del atletismo. No en vano era uno de los atletas más populares y admirados de la época. Su positivo en el control antidopaje generó una gran polémica en su momento. Esto llevó a la implementación de medidas más estrictas en cuanto a la lucha contra el dopaje en el deporte.

Aunque Ben Johnson denunció en su momento que alguien del equipo de Carl Lewis había manipulado su muestra, sus acusaciones nunca pudieron ser confirmadas. Sin embargo, hoy en día es un hecho indiscutible que su entrenador Charlie Francis le proporcionó el anabólico estanozolol antes de los JJOO de Seúl. El propio Johnson acabaría admitiendo que se dopó durante seis años de su carrera.

La final de los 100 metros de Seúl 88 siempre se recordará como «la carrera más sucia» en la historia de los Juegos. Además del dopaje de Ben Johnson posteriormente se descubrió que seis de los ocho corredores habían utilizado sustancias prohibidas. Solo Carl Lewis y su compatriota estadounidense Calvin Smith se libraron de las acusaciones de dopaje.


Imagen de portada: https://www.flickr.com

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